Esta chica falleció luego de que su novio le diera “El Beso de la Muerte”. La razón debes conocerla!

Es impresionante ver que en esta vida, pueden llegar a pasar historia y cosas que jamás llegarías a creer. Pero que pasan y son reales. Esto parece una historia de película. Pero en las películas existe un príncipe azul que besa a la bella durmiente para que ella recobre la conciencia y vuelva a la vida.

Sin embargo, esta historia es todo lo contrario. Sí, había una pareja, hubo beso, y tal vez mucho amor. Pero ella estaba lejos de ser una bella durmiente y él a años luz de ser un príncipe azul. Myriam Ducré había recientemente cumplido 20 años cuando fue a una fiesta junto a su novio. Ambos entraron y, al igual que todas las parejas en el mundo, se dieron un beso. Ahí ocurrió lo terrible.

Myriam era alérgica a la mantequilla de maní pero jamás se lo había comentado a su novio. Y su novio, por otra parte, esa noche había comido una sandwich con mantequilla de maní.

No pasaron muchos minutos desde el beso hasta que Myriam comenzó a tener problemas para respirar, se enrojeció y sintió náuseas. Fue ahí cuando llamaron una ambulancia. Su novio estaba desesperado pero ella murió en el hospital producto de una anoxia cerebral. (falta de oxigeno en el cerebro).

La madre de Myriam, Michelle Ducré, quien aún no logra aceptar lo ocurrido, señaló que no sabe por qué su hija no le comunicó a su novio que era alérgica a la mantequilla de maní.

“Tal vez no lo consideró importante, tal vez no se dio la ocasión”, afirmó.

Luego de que comenzaran los síntomas, Myriam usó su inhalador para el asma. Sin embargo, este no surtió efecto alguno.

La madre de la joven recién fallecida, se refirió a lo importante que es comunicar las alergias de las personas. Mencionó lo fundamental que es que cada persona use una pulsera indicando la sustancia a la que es alérgica. De esa manera podrían evitarse tragedias de este tipo.

Además, contó lo feliz que era su hija y lo contenta que estaba junto a su novio.

“Me había dicho que estaba enamorada. Cada vez que yo miraba a mi hija, veía que sus pequeños ojitos brillaban de la felicidad”