Este increíble mago no engaña a la gente… ¡Él nos hace creer que la magia es real!
Shin Lim no es un mago como cualquiera, él dice combinar sus habilidades físicas con la música para hacer trucos nuevos y creativos. Otra particularidad es que no habla demasiado, prefiere mantenerse silencioso durante el acto y así lograr un misterio que mantenga en suspenso a su público. En este show televisivo, Lim se lució como nunca antes y dejó a todos con la boca abierta, y entre ellos, a dos jueces muy exigentes:
Juan Tamariz hace magia-jazz, con muchas improvisaciones, es asombroso; la mía es como un ballet, como una coreografía, todo está muy estructurado», compara Shin Lim, un virtuoso malabarista de naipes que actuará este sábado en la gala de laFIMAG (Fira Internacional de Màgia) de Torroella de Montgrí.
que se celebra hasta el domingo. Nacido en Canadá y afincado en Boston, tras pasar media infancia en Singapur, se ha coronado a sus 23 años como uno de los talentos más reconocidos de la cartomagia. En sus ágiles manos, las picas y tréboles danzan, cambian de colores, aparecen y desaparecen…
Lim iba para pianista pero un accidente -se rompió los túneles carpianos- cambió su partitura vital. A los 16 años su hermano le asombró con un sencillo truco de cartas y él empezó a practicar como un poseso, hasta en la ducha, viendo los números de otros magos. «Quise hacer magia para impresionar a las chicas», bromea. «Pero no me funcionó. Luego me di cuenta de que también tienes que hablar con ellas». Y ese número requiere otras habilidades.
Las lesiones en las manos le limitan -«cada media hora tengo que parar»- pero ha logrado convertirse en un as de la baraja (tiene ¡5.000! en casa). Una de sus peculiaridades, anuncia, es que sus rutinas fluyen en sincronía con la música. «Sigo la música, como en la danza, e interpreto un papel dramático. Para mí lo importante es la atmósfera que creas. No se trata de engañar al público sino de ofrecerles una experiencia, una emoción que recordarán durante días».
Lim apuesta por una magia «muy visual» y para acercarla a la platea utiliza una gran pantalla en la que se proyectan los números. Quiere ampliar su repertorio con juegos de copas y bolas, y sueña con llegar a tener un show propio, como David Copperfield o Criss Angel. Pero a él las grandes ilusiones no le interesan. «Están pasadas de moda. Ya todo el mundo ha visto los trucos de Copperfield. Mi magia no es mejor que la suya pero es más nueva».