El debate: ¿Vestido blanco y dorado o azul y negro?
Los seguidores de cada uno de los bandos, a los que ya se conoce como los «BBs» y los «GWs» por sus siglas en inglés «Black and Blue» («Negro y Azul») y «Gold and White» («Dorado y Blanco»), se disputan la razón aunque un simple cambio de la iluminación del vestido de marras podría dar la razón a cada uno de ellos según si se ilumina mucho o se oscurece. Si llenamos de luz la estancia, el vestido se verá blanco y dorado y si la oscurecemos y lo opnemos a contraluz se verá zul y negro. Pero tal ha sido el impacto de la discusión en las redes sociales que hasta celebrities de todo tipo han querido dejar su opinión en sus cuentas de Twitter, Instagram, etc… y han seguido alimentando el debate como la propia Taylor Swift, que aún sin entender la polémica se ha posicionado del lado de los que dicen que es azul y negro.
El truco detrás de esto radica en cómo percibimos la luz: esta entra en el ojo a través de lentes con diferentes longitudes de onda que corresponden a diferentes colores. La luz choca con la retina en la parte posterior del ojo lo que dispara una serie de conexiones nerviosas que finalizan en la interpretación (en el cerebro) de los colores. Sin embargo el resultado de este proceso no es igual en todos. Así lo afirma Jay Neitz, un neurocientífico de Washington entrevistado por la revista Wired. Neitz, quien ve un vestido dorado y blanco, dice que las diferencias individuales en la visión del color son «las más grandes que ha observado» en sus 30 años de trabajo. La imagen, esencialmente, toca algún tipo de límite perceptual lo que provoca que algunos vean un color y otros, otro. Pero entonces, ¿cuál es el color real del vestido? De acuerdo a Wired, el vestido de hecho es de color blanco con adornos de color naranja. Lo que sucede es que estos adornos contrastan con un color que hace que parezca de color dorado (o negro según el caso). Una prueba más de que no debes confiar en todo lo que ves. Sin embargo, Wired estaba equivocada.